La Trufa de Verano

Menos conocida y popular que la trufa negra, la trufa de verano o Tuber Aestivum es una joya gastronómica de sabor y aroma delicados. Crece en las raíces de los bosques mediterráneos a una altitud de entre 200 y 1.000 metros, sin requerir suelos tan exigentes como los del Périgord en términos de humedad y composición del suelo.

Oscura por fuera y con una pronunciada corteza piramidal, su principal diferencia con la Tuber Melanosporum, la trufa negra, es su interior cremoso y de color avellana.

La trufa blanca de verano se recolecta entre mayo y septiembre, aunque las trufas más apreciadas son las que se encuentran a finales de agosto, cuando ha alcanzado su madurez óptima y está liberando todas sus particularidades. Sin embargo, a finales de junio y durante el mes de julio, se puede disfrutar de trufas de calidad.

La trufa fresca de verano es un producto gastronómico excepcional y más asequible que la trufa negra. Tiene un sabor más suave y ofrece una amplia gama de posibilidades culinarias. Combina perfectamente con platos de carne, pescado y pasta, así como con productos de temporada y ensaladas.